miércoles, 5 de diciembre de 2012

Los museos y la gentrificacion


Los Museos y la gentrificación: el otro lado de la moneda

En la competición entre las grandes ciudades por nuevas inversiones que desarrollen la economía regional y generen nuevos recursos, y en la urgencia de las grandes corporaciones culturales por agregar nuevos mercados para sus productos, los administradores y los inversionistas raramente toman en consideración las verdaderas consecuencias sociales de las transformaciones urbanas generadas por la política de culturalización y por la implantación de grandes museos en las condiciones de vida de la población de las áreas presuntamente "revitalizadas". Con los vientos de la economía globalizada y la violencia de la especulación inmobiliaria, los habitantes originales de las zonas que experimentan la influencia económica de un museo, acaban padeciendo un mal relativamente nuevo en el cuadro de la dinámica social: la gentrificación.

El término gentrificación es un neologismo que deriva del término gentrification, que puede traducirse como ‘aburguesamiento’ o ‘ennoblecimiento’. Es un término relativamente nuevo en el vocabulario urbanístico y se refiere a la alteración de la composición social original de determinadas áreas de una ciudad como consecuencia de programas de recalificación de espacios urbanos estratégicos, cuando estos entrañan intereses inmobiliarios, empresariales y financieros. En otras palabras, significa la expulsión de habitantes de zonas urbanas degradadas, que pertenecen a clases sociales menos favorecidas, a consecuencia de la revalorización de esta zona a partir de una intervención urbanística.

Esa expulsión ocurre básicamente de dos formas: con la revalorización de las áreas anteriormente degradadas, la burbuja especulativa acaba haciendo que el nivel de vida y los precios de los alquileres resulten insostenibles para el estándar de los vecinos originales (o incentiva la venta de los pisos), y fuerza su traslado a zonas más lejanas o igualmente degradadas; la otra forma de gentrificación es promovida por la propia administración pública, a través de la recuperación de bienes, es decir, la reapropiación de los inmuebles abandonados o en contrato de comodato por el gobierno mediante la ley o el desalojo de las familias que los habitan.

El ejemplo de la ciudad de
 Bolonia [...] no se refiere propiamente a museos, pero sirve para ilustrar cómo la política de revitalización urbana a través de la culturalización favorece la especulación inmobiliaria, originando la gentrificación. En esta ciudad se inició una política de revitalización de los barrios residenciales populares localizados en las proximidades del centro histórico, con la intención de convertir la ciudad en un polo aglutinador de recursos destinados a la promoción cultural. La propuesta inicial de rehabilitación de las viviendas para el uso de los vecinos locales fue la gran bandera política de la administración municipal y de la intelectualidad urbanista que pactaba con esa política.

Durante los primeros años, el éxito del proyecto de conservación fue indiscutible. Los barrios rehabilitados continuaron siendo populares hasta la década de los 80. A partir de ahí, sin embargo, la instalación de la nueva Universidad de Bolonia en los barrios rehabilitados y el crecimiento del comercio terciario sofisticado de la ciudad provocaron un aumento considerable en el precio de los inmuebles en el área del proyecto. Las viviendas populares fueron transformadas en viviendas estudiantiles o de profesores de la universidad. Los bajos, a su vez, fueron ocupados por restaurantes, bares, librerías, clubes musicales, galerías de arte... en fin, por todo tipo de comercios y servicios ligados a la vida intelectual de la universidad.

El centro histórico de Bolonia, entonces uno de los más sofisticados de Italia, se expandió fuertemente en las dos décadas finales del siglo pasado, avanzando sobre el área recuperada de residencia popular, reforzando el proceso de gentrificación.
 Actualmente, la política de recuperación del área histórica de Bolonia ha acabado aceptando la gentrificación, buscando solamente minimizar su impacto en las familias más pobres y en los ancianos.

En el campo de las políticas culturales, podemos volver al caso de los
Docklands de LondresEsa zona surgió al principio del siglo XIX, con laRevolución Industrial, para atender las necesidades de transporte de laproducción industrial. Con la evolución del proceso y el desplazamiento de las industrias a zonas más alejadas, muchas empresas quebraron y sus edificios quedaron allí, restando el barrio. Las condiciones de la zona, agravadas por la distancia de las zonas centrales, acabaron desvalorizando el precio de los inmuebles, lo que indujo a su ocupación por la población de rentas bajas, de poco poder político y con una infinidad de problemas sociales. El crecimiento territorial de la capital inglesa, no obstante, volvió a sacar a flote los problemas de la zona, que progresivamente fue quedando cercada por áreas más valorizadas.

Se elaboraron planes urbanísticos, intervenciones espaciales, incentivos fiscales y reducciones de tasas (a través de la ya citada Millenium Comission) intentando atraer inversionistas para promover la revalorización cultural del área. Después de una gran inversión pública y privada, y con la instalación del Tate Modern Museum, junto con el Globe Theatre y el Millenium Bridge, los Docklands se convirtieron en la niña bonita de Londres, y actualmente se distinguen por tener el metro cuadrado más caro de Europa.

Por otro lado, con un precio de venta suficientemente alto para devolver con intereses cada libra invertida, el mantenimiento de los inmuebles acabó resultando insostenibe para sus antiguos habitantes, que se vieron obligados a emigrar a barrios más baratos de la ciudad, cargando consigo las mismas limitaciones y problemas. Y la misma historia fue a repetirse en otro lugar. En otras palabras, aparentemente solucionado un problema, este sólo fue transferido, y continuará cobrando un precio a la sociedad hasta que sea definitivamente resuelto. [...]

Fragment de l’article de Marcelo Borges Faccenda, "Entre David y Goliat. Las acciones (buenas y malas) de los museos en la dinámica urbana"

Centre Georges Pompidou: la construcció del museu projectat per Renzo Piano i Richard Rogers al plateau Beaubourg (1977) s’inscriu en el procés de transformació urbanística (y la consegüent gentrificació) del centre de París endegat a la dècada dels setanta, procés que ha servit de model per a altres ciutats europees. El museu forma part d’una intervenció massiva als districtes I i III, als barris tradicionalment populars de Les Halles i el Marais: després del trasllat del mercat central de París a Rungis l'any 1969, s’enderroca, malgrat els intents repetits de reconduir-ne la utilització, els pavellons Baltard de les Halles (el Born de París) i s’hi edifica el Forum des Halles, macrocentre comercial inaugurat l'any 1979, després d'una llarga polèmica sobre el destí del "forat" (le trou des Halles).Simultàniament, s’edifica l’"exclusiu" cartier de l'Horloge després d’arrasar l’illa Rambuteau, on abans hi havia tallers i cases de pisos de pocalçada. Actualment els districtes I i III són uns dels més
selectes i visitats de la capital francesa.

El Tate Modern Museum
: el projecte de l’equip d’arquitectes suïssos Herzog & de Meuron va propiciar la transformació dels Docklands deLondres, que han assolit el preu del metre quadrat més elevat d’Europa.

El Guggenheim de Bilbao
el museu ha convertit la ciutat basca en la nina dels ulls del turisme cultural a l’Estat.

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